lunes, 23 de abril de 2012

De jóvenes para jóvenes

Se antoja leer Bistek tan sólo por su colorida portada y su retador slogan: Comerlo no es suficiente. Es una revista con una imagen fresca y juvenil, editada precisamente por jóvenes universitarios. Forma parte del colectivo cultural El Bistek, que trabaja en varios proyectos culturales y arísticos de la localidad.

En esta edición número nueve de Enero-Febreo 2012, el tema centra es las tradiciones: abordan temas de género, redes sociales y racismo. Lo llaman el número "sobreviviente" ya que pensaron que no llegarían a esta nueva edición, donde le conceden espacio al cine, la música, artes gráficas y literatura.

"Una nueva masculinidad" de Czarina Lagarda, estudiante de Letras en la UNISON, da una breve información sobre el papel del hombre contemporáneo en la sociedad y busca definir cómo se vive la masculinidad actual.

"Racismo y semántica" de Sabino Luévano, también estudiante de Letras, ofrece una solución al racismo desde una nueva perspectiva: erradicarlo a través de la semántica. Ambos artículos reflejan un punto de vista distinto al habitual en cuanto a temas de género, y, al ser escrito por estudiantes universitarios y dirigido al mismo público, el lenguaje es sencillo.

"Film Socialisme: pluralidad sinfónica" de Alejandro Flores lo encontramos casi al final, es una crítica sobre el documental de Jean-Luc Godard. Tiene una estructura técnica y especializada que contrasta con lo que veníamos leyendo antes. El capitalismo queda destruido y enterrado en este discurso, que, sin duda, fue cabalmente desarrollado.

La reseña musical de Rodrigo Muciño del grupo High Flying Birs de Noel Gallaguer, es un texto con un tono más personal como una conversación entre dos amigos, que te deja con la sensación de escuchar el disco.

La revista podría tener una mejora en su edición al agregarse secciones, ya que así se le daría una mejor coherencia al concepto. Es un buen ejercicio editorial de los jóvenes y es un proyecto que, con más presupuesto y difusión para atraer colaboradores, podría ser un espacio de expresión interesante para el escenario joven artístico de la localidad.

Sputnik, mi amor

Haruki Murakami es un escritor japonés, ganador de varios premios de literatura como el Franz Kafka y el Premio Jerusalem. Autor de una docena de libros que entrelazan ficción y surrealismo, es considerado un digno representante de la literatura posmodernista.

Su novela Sputnik, mi amor, publicada en 1999, pero traducida al español hasta 2001, explora la vida de tres presonajes: Sumire, Miu y "K", ellos encarnan distintas filosofías de vida, pero comparten una vida en soledad y vacío.

Es una versión íntima de los verdaderos pensamientos y sentimientos de sus vivencias y cómo manejan su propia soledad. Cada uno representa una manera singular de manejarse en la coiedad para encajar en ella, aunque no se sienta en realidad parte de ella. 

La historia se sitúa en Tokio, pero los escenarios y sucesos son universales, tal vez por la marcada influencia occidental en el imaginario de Murakami, y la trama bien podría suceder en cualquier parte del mundo. La vida de los personajes es entrelazada por Miu, una muchacha excéntica que no encaja en la sociedad japonesa mecanizada que describe el autor.

Es narrada por "K", un maestro de primaria enamorado platónicamente de Miu, su eterna amiga. El tono es melancólico y a la vez, soñador. El ritmo de la novela nunca es apresurado ni angustiante, pero la atmósfera es envolvente e invita a seguir la lectura.

El final abierto deja más dudas de las que desearía, pero concueda con esas preguntas sin respuesta que se hace los personajes acerca de sí mismos, y su paso por esta vida.





martes, 21 de febrero de 2012

La cultura buchona


Los buchones crearon una realidad paralela, donde el dinero consigue todo lo que suponen es la felicidad, pero también una vida corta y rápida en demasía.
El término buchón se acuñó en la meca del narcotráfico en México por excelencia: Sinaloa. Se refiere a aquellas personas dedicadas a las actividades del narcotráfico: siembra, distribución y venta de droga. Hace algunos años los buchones eran sólo ellos. Con la famosa lucha contra el narcotráfico parece que no encuentran ya razón para esconderse, han salido de sus escondites y se pavonean por las calles en sendas camionetas 4x4.
En “El Blog del Narco” hay tres versiones acerca del origen de la palabra, en la primera se asocia a la bebida alcohólica Buchanan’s, consumida con frecuencia en este círculo social, en la segunda afirman que, como consecuencia del consumo de agua de mala calidad de los hombres que sembraban en la sierra, y después de beberla durante años, se les hinchó el cuello, y la gente, comparando el cuello con el buche de los animales, los llamó buchones. La última versión tal vez sea la más apegada a la realidad “Se le dice ‘buchón’ al que por la lana que trae, el carro o la vestimenta, se crece pues, se le infla el pecho o el buche, ya sea que sea narquillo o no”, según este mismo blog.
Estos grupos de narcotraficantes buchones, con su característico oficio, su propo código de honor, música, vestimenta y relaciones sociales, son ya una tribu urbana con sus propias reglas y códigos.
La cultura buchona encierra un estilo de vida muy particular. El objetivo principal es reflejar en cada aspecto de su vida la solvencia económica que su oficio les da. Lo primero que salta a la vista es su vestimenta. Los hombres visten pantalones de mezclilla, camisolas y camisetas de marcas costosas: Ralph Lauren, Versace, Ed Hardy, Dolce&Gabbana, Armani; en su cuello cuelga una gruesa cadena de oro blanco con un dije de cruz, sus manos se adornan con anillos con piedras preciosas y no puede faltar el reloj Rolex o Cartier.
            Las mujeres que se relacionan con los narcotraficantes han obtenido notoriedad en los últimos años, su papel se ha convertido en un simple trofeo para presumir. El único requisito es ser bonita y valiente. El novio buchón le compra ropa ostentosa, joyas, bolsas, maquillaje, cabello y uñas falsas, le paga operaciones estéticas y le consigue la camioneta más grande y costosa del año. Todo para mostrarla como parte de sus propiedades, mientras ella disfruta de una vida glamorosa a la que no tendría acceso por sus propios medios. Ella lo sabe y trata de sacarle el mayor provecho. No necesariamente trabajan con sus novios, pero también tienen una vida corta y rápida.
            Más brillo en su vestimenta y sus joyas significa mejor una mejor calidad de vida. Ellos no duran mucho con la misma mujer, ni ellas con el mismo narco. Son como una estrella fugaz, brillan repentinamente y después se apaga su estela sin dejar rastro, luego aparecen en otro lugar con otro cielo.  
            Grupos de jóvenes buchones wannabe aparecen en todas las ciudades, la moda se ha extendido a otros estados: Sonora, Baja California, Nuevo Léon, Chihuahua, Tamaulipas, Michoacán y hasta Jalisco, donde la actividad de narcotraficantes es relativamente poca. Escuchan narcocorridos a todo volumen en sus carros, compran ropa de marca, pero más accesibles, como AéropostaleAbercrombie y Hollister. Utilizan gorras Ed Hardy plagadas de pequeños brillitos y estampados coloridos, traen pegado a la cintura su radio Nextel y se les puede encontrar en los restaurantes y bares más finos.
No hay un número exacto de la cantidad de jóvenes que han traído esta moda a sus vidas, desde originarios de pequeños pueblos, jóvenes estudiantes de preparatoria y universidad, de cualquier clase socioeconómica. 
Muchos de los que siguen la moda no pertenecen al mundo del narcotráfico, pero la mayoría lo aspira. El dinero fácil, la ‘superación’ y el estilo de vida derrochador se sobreponen al acto delictivo y las consecuencias que podría (debería) acarrear. Algunos otros, simplemente adoptan esta tendencia por la identificación personal, gustos y preferencias.
Este modo de conducirse por la vida es hasta cierto punto bien visto socialmente, aún cuando enaltezca una actividad que ha causado quiebres en todas las capas de la sociedad y se trate de prácticas ilegales. Irónicamente, se unen al enemigo nacional porque así se goza de prestigio y estatus social que como individuo ‘normal’ no se tendría.

domingo, 19 de febrero de 2012

La exposición sin difusión


Escondida, pero en medio de dos de las calles más traficadas de Hermosillo Sonora se encuentra una sala de exhibición que hoy en día expone “la colectiva de fotografía de patrimonio cultural” y que desde diciembre pasado adorna las paredes de este recinto.

Desde afuera no hay un aviso o un cartel que invite al público a entrar, pero casi por curiosidad y coincidencia abrimos la puerta, y nos encontramos con una exposición que incluye fotografía abstracta, documental, arquitectónica y hasta de paisaje. Sin un objetivo claro y con poca información fue difícil encontrar algún sentido.

En la entrada nos recibe Ana Licia Alegría que con muy buen humor, pero poca información recibe a los visitantes; En la primera serie de fotos de esta exposición sobresale una propuesta documental de las tribus indígenas de Sonora que con fotografía blanco y negro retrata la realidad que los envuelve.

Siguiendo por la exposición no hay una congruencia en el contenido de las fotografías, que si bien presumen una buena técnica, carecen de elementos informativos que anclen un significado a la foto para comprender mejor la imagen y el porqué están acomodados de esa forma. Estas fotografías imprimen algunos rasgos de la arquitectura local mostrando algunos edificios o construcciones representativas de Sonora.

Alrededor de 50 fotografías son exhibidas y permanecerán hasta finales del mes de febrero, y según nos comenta la encargada se espera una nueva para principios del mes de marzo. Observando el libro de registro nos percatamos que la concurrencia al día es de menos de una decena de personas ; el problema no es que no haya espacios culturales, el problema es que no hay difusión de estos, pero aún así podemos encontrarlos y llevarnos algunas sorpresas.


Los lunes es un día muerto para los museos. Descansan de sus visitas del fin de semana, sobre todo de las hordas de gente que entran los domingos de entrada gratis. ¿O no? Más sería la sorpresa de que aún una exposición de fotos del periodista Carlos Sánchez que se exhibe en la Plaza Bicentenario, permanece cerrada los lunes.
Ahora nos dirigimos al Museo de la Universidad de Sonora, el cual cierra religiosamente a las 5 de la tarde. Llegamos a las 4:56, ya no pudimos ingresar. El guardia nos informa que sólo está abierta la sala de exposiciones al costado del museo. 
La entrada parece escondida y hasta olvidada. Ahí se exhibe el “Colectivo de Fotografía de Patrimonio Cultural” desde diciembre de 2010 hasta el 28 de febrero de este año. La sala es sobria con su piso y techo negro y sus paredes blancas. Sólo algunas de las fotografías en su marco marialuisa están iluminadas por luces spotlight.
Las primeras fotografías son de Alejandra Platt, que muestra una serie de los pueblos seris, pimas y pápagos, tomadas en 1994. Son en blanco y negro, con retratos de personas de la etnia en sus trabajo cotidiano: mujeres lavando en el río, en la cocina y hombres trabajando la tierra. Salta a la vista la cercanía de la autora con la etnia y la confianza que tuvo que haber desarrollado para lograr estos retratos.
Las siguientes son de Helga Herrera, con dos fotografías: “Cabalgando”, un pequeño caballo con su jinete de madera rodeado de pequeñas sandía de madera y “Muñeca”, una muñeca de trapo artesanal con un vestido regional tradicional y unas rosas en un jarrón de fondo. Los colores son opacos y deslavados, con un aire más nostálgico que infantil.

La siguiente veintena de fotografías tiene una línea temática parecida, en la que se muestran lugares antiguos, icónicos u olvidados de pequeños pedazos de Sonora. Molinos consumiéndose por la tierra y el sol, fachadas de iglesias conservadas en los pueblos, la antigua Rectoría de la UNISON, ahora Facultad de Letras y Filosofía y edificios derrumbándose en la soledad del centro de Hermosillo. Todas estas fotografías no tienen ficha técnica y no están firmadas , aunque por la técnica se puede ver que no es sólo uno, sino varios autores.
La colección es interesante, pero uno puede terminar de verla rápidamente, no son fotografías que impacten al visitante o paisajes totalmente desconocidos para el visitante local. Incluso las fotografías con sus marcos se ven deslucidas y sin vida, pareciera que estaban guardados en una bodega y fueron sacados a la luz para llenar la sala vacía.
Según la encargada del lugar, la exposición es visitada en su mayoría por los estudiantes de la UNISON y grupos escolares en la mañana. El libro de visitas en su escritorio también nos dice que es muy poca la afluencia de personas. La difusión de ella está, según su conocimiento, solamente en Radio Universidad, pero fuera de eso es prácticamente inexistente.
El “Colectivo de Fotografía de Patrimonio Cultural” termina a fin de este mes y se espera que para marzo ya exista alguna otra muestra de arte. 

martes, 7 de febrero de 2012

Los nuevos hábitos, el uso de las redes sociales como motor de interacciones personales; el caso de Facebook

En los últimos dos años la masificación del uso de las redes sociales ha impuesto nuevos modos de concebir las relaciones humanas, y por tanto ha transformado la dinámica social. La llegada de nuevos significados a los códigos ya establecidos, la enajenación del usuario y sobre todo el uso de nuevos canales para exteriorizar el sentir humano son únicamente ejemplos de los hechos que deja consigo éste fenómeno.

Buscar dimensionar a nivel cultural la representación que dan los usuarios al uso de las redes sociales para obtener o nutrir relaciones personales, sería una tarea de una tesis de licenciatura o de una investigación muy amplia, sin embargo si me gustaría tratar de comprender como funcionan las dinámicas en estos nuevos canales de comunicación; para esto existen dos conceptos que es importante definir: redes sociales y cultura.

En el desglose del concepto redes sociales existe una fusión entre lo tecnológico y lo social, el primero representado por las redes informáticas que son las que permiten el transporte de datos cifrados como mensajes; y lo social que es cualquier persona utilizando este canal. Algunos especialistas han tratado de conceptualizar las redes sociales desde varias perspectivas por ejemplo: para el sociólogo Duncan Watts las redes sociales son cibermundos donde existe un lenguaje y una dinámica de comunicación propia.

La Cultura será comprendida como las representaciones y percepciones de la realidad como resultado de los valores, experiencias y producción de una determinada comunidad.

Según la Real Academia Española una interacción se define como: “Acción que se ejerce recíprocamente entre dos o más objetos, agentes, fuerzas, funciones, etc.”

Sin embargo paradigmas como el interaccionismo simbólico estudiado desde ciencias como la sociología, la antropología y la psicología social plantean la comunicación del individuo a través de los mensajes del emisor y el receptor, sociólogos como Herbert Blummer y Erving Goffman plantean teorías acerca de la interacción de los individuos a través de símbolos y significados que las personas atribuyen en el lenguaje ya sea gestual u oral. Goffman utiliza la metáfora de la teatralidad para referirse al interaccionismo simbólico, en su planteamiento los individuos son actores de una obra interminable utilizando máscaras para comunicarse con el otro (el receptor), es decir; las personas aparentan lo que quieren ser.

Tomando en cuenta estos paradigmas y traspasándolo a las redes sociales podemos observar cómo los usuarios mediante el lenguaje escrito, las fotografías y otros elementos multimedia pretenden darse a conocer a sí mismos no siempre mostrando un fiel retrato de su persona.

Dentro de la red social existen también existen esferas de lo público y lo privado, lo publico sería en este caso las publicaciones que están abiertas a todos los participantes, y lo privado se va reduciendo en número de personas.

Las redes sociales traspasan las barreras virtuales para adentrarse en la vida cotidiana y representan un nuevo fenómeno cultural, ya que este está presente en muchas de las actividades y manifestaciones de la sociedad.